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La elección de portainjerto o patrón gobierna el tamaño del árbol y la eficiencia en la absorción de nutrientes. La óptima densidad de plantación depende del portainjerto, igual que la variedad y estrategia de podar. Existen tres categorías generales de portainjertos; vigoroso, semi vigoroso, semi enanizantes y enanizantes. La mayoría de las variedades modernas se cultivan en patrones enanizantes y semi enanizantes. Mientras la producción por árbol sea más pequeño, los arboles más pequeños producen más por hectárea, llegan a su producción óptima más temprano y son más fácil podar, pulverizar y gestionar. La elección del patrón adecuado debe también tomar en cuenta el suelo (pH, estructura, humedad) y otras condiciones locales (resistencia a las heladas, plagas y resistencia a enfermedades, etc.). Arboles pequeños darán fruto como muy jóvenes, normalmente en el segundo año después de la plantación, mientras árboles semi vigorosos y vigorosos no darán fruto los primeros 4 a 7 años.
Hay varios patrones para peras. En Europa, patrones de membrillo (A, Adams, C) son los que tradicionalmente se han usado para árboles enanos y semi enanos. Sin embargo, estos patrones son susceptible a daños por viento, temperaturas bajas, fuego bacteriano y problemas relacionados a la compatibilidad de injertos. El clon de patrones recientemente introducido como OH x F tiene buena resistencia invernal y al fuego bacteriano. Dependiendo del clon usado, el tamaño del árbol varia de enano a vigoroso.
Se aplica una amplia gama de sistemas de plantación en frutales de pepita. El objetivo es producir cultivos muy productivos, tempranos y de buena calidad. Es importante considerar la facilidad para cosechar los frutos y gestionar el árbol como tal, al elegir el patrón. Sistemas modernos usan plantaciones más densas que las huertas establecidas anteriormente. Hoy, las densidades oscilan entre 1000 a 6000 árboles/ha, mientras hace 50 años, 70 a 100 árboles/ha era la norma.
En ubicaciones favorables con suelos fértiles, los fruticultores pueden plantar hasta 10,000 árboles/ha y esperar rendimientos de 60 t/ha.
Los doseles de los árboles se manipulan para producir cuatro formas básicas; doseles esféricos, cónicos, como abanicos planos, o como Y, A o V. Doseles esféricos eran los más usados en huertas europeas y norteamericanas, y en grandes rasgos se dejó que el árbol desarrollara su forma natural. Ahora los doseles cónicos son más comunes.
Dejan una buena penetración de luz limitando la anchura de la parte más alta del árbol. Requieren solo un mínimo de manipulación de las ramas. Sistemas de abanico plano son cada vez más comunes en huertas de alta densidad para estimular carga de frutos, aumentar el rendimiento y facilitar la recolecta del fruto. Doseles como V o de forma angulada en espalderas Tatura u otro tipo, también permiten una buena penetración de luz por tener una buena alineación del árbol. Tienen muy alta producción al madurar, y permiten que el productor tenga callejones más eficientes entre las plantas.
Es necesario podar arboles recién plantados. Durante la plena producción, tanto poda como aclareo de frutos son necesarios para asegurar una relación óptima entre hojas y flores/frutos para dejar una buena circulación de aire a través del árbol y para que la buena penetración de luz mejore la calidad y tamaño del fruto. Poda correcta también asegura que haya disponibilidad de agua y nutrientes para un número óptimo de frutos bien situados.
La poda principal se hace normalmente durante la temporada invernal mientras los árboles estén en su letargo. Podas estivales se efectúan para remover ramas de poca producción y para abrir los doseles más densos.
Como norma general, es mejor podar poco y con frecuencia que hacer una poda severa en una sesión. Podas severas generan crecimiento vegetativo vigoroso que drena el árbol por nutrientes y agua, posteriormente afectando la calidad del fruto y la diferenciación de las yemas.
En cada yema de flores del manzano florean cinco a seis flores, en peral el número es 7 a 8. Si se dejara madurar a todas, el tamaño del fruto sería muy pequeño y el árbol terminaría carente de nutrientes y no daría flores el año siguiente. Por eso es importante el aclareo, dejando aproximadamente un fruto en cada 3 a 5 yemas.
Fruto de óptima calidad requiere buen control de enfermedades, plagas y malas hierbas. Muchos patógenos causantes de enfermedades (hongos, bacterias, virus y nematodos) atacan a los frutales de pepita. Enfermedades podrán dañar en manera directa al fruto, dejándolo poco atractivo e incomestible, pero también debilitarán el árbol mismo hiriéndolo o invadiendo las hojas, el tronco y las ramas.
Las enfermedades más comunes son la roya, sarna, podredumbres y fuego bacteriano. El fuego bacteriano constituye el factor limitante más importante para la producción de peras en Europa. Más de 50 tipos de insectos atacan los frutales de pepita, su follaje y el fruto.
Los más serios son las plagas de insectos que directamente dañan el fruto. Estos incluyen la mosca de la manzana, varios tipos de gusanos como enrolladores de hojas, gusanos de la manzana y pulgones. Insectos y ácaros, como pulgones, orugas, cochinillas, ácaros araña y minadores se alimentan del follaje y las ramas, debilitando el árbol y restringiendo el crecimiento, la floración y el cuajado de los frutos.
En algunos países, como en China, se le pone una bolsa al fruto en el árbol 45 días después de caerse los pétalos para en manera física minimizar el ingreso de plagas y enfermedades y daño posterior. Más comúnmente, se aplican pesticidas con regularidad durante la temporada de crecimiento cuando sea necesario.
El fruto debe de cosecharse antes de estar totalmente maduro, pero después de llegar a su desarrollo óptimo. Este punto varía de acuerdo con la variedad, y diferentes variedades llegarán a su punto de maduración en diferentes momentos durante un periodo de tres meses. Cuando el fruto madura, el almidón cambia a azúcar y se desarrolla el sabor y el aroma. Frutos inmaduros tienen un sabor como de almidón, aroma faltante y es muy duro y crujiente al cortarlo. Frutos maduros están firmes pero no duros.
Cada país ha desarrollado su propio procedimiento estandarizado para determinar el momento idóneo para cosechar manzanas y peras. Se han elaborado varios índices, pero como hay considerables variaciones en los muchos parámetros de calidad de un año a otro, es importante tener experiencia práctica considerable para poder determinar la mejor fecha para cosechar.
Las condiciones de almacenaje son vitales para la calidad a largo plazo y la vida de anaquel. Es importante cosechar los frutos sin causarle golpes, enfriarlos rápido y mantenerlos en condiciones de atmósfera controlada para evitar cambios fisiológicos posteriores al fruto. Es importante mantener humedad relativa alta (90-95%) para minimizar pérdidas de humedad del fruto. Condiciones de atmósfera controlada con nivel de oxígeno más bajo y dióxido de carbono más alto, disminuyen el metabolismo y la descomposición del fruto.
Manzanas que maduran más temprano (de verano u otoño), producen niveles más altos de etileno en el almacén y son más propensos a descomposición que variedades más tardías (de invierno). Por eso tienen un potencial de almacenaje más reducida.